Evaluar con calidad.


La realimentación en AVA.
David Rosas

Aunque todos los elementos en el ejercicio del aprendizaje autónomo son de gran importancia y relevancia para la consecución del aprendizaje significativo y la metacognición en nuestros estudiantes; debemos hacer especial énfasis y subrayar como tutores, la importancia del ejercicio de la evaluación, como elemento fundamental en la articulación de nuestro ejercicio de acompañamiento tutorial, para la consecución de los objetivos propuestos en la visión y misión institucional, en busca de la calidad que haga del ejercicio tutorial, la acción más importante en la interacción  aprendiz conocimiento, que conlleve a la apropiación efectiva de los saberes, prácticas y experticias que hagan de nuestros estudiantes profesionales calificados.

El ejercicio de evaluar comienza con el ejercicio de proponer, pues al proponer con claridad y pertinencia actividades de crecimiento cognitivo, estamos delimitando implícitamente el componente evaluativo que vamos a disponer a la hora de analizar el proceso de aprendizaje de un individuo o grupo colaborativo; es decir que la evaluación debe ser coherente y estar en consonancia con los principios que se trazan en la propuesta metodológica dentro cualquier tipo de actividad que sea susceptible de ser evaluada en un aula virtual. Esta es la naturaleza de la rúbrica de evaluación; carta de navegación que traza el docente tutor y que acompaña a la guía, como parámetro de su proyección metodológica y horizonte de visión, sobre el cual el aprendiz autónomo orienta su quehacer cognitivo ya sea de forma individual, o inmerso dentro de un pequeño grupo colaborativo.

En los quices, cuestionarios y exámenes finales, la rúbrica evaluativa no es necesaria, sin embargo, en su configuración en moodle, el director de curso en acuerdo con su equipo de tutores puede al inicio de la prueba, hacer una reflexión sobre la intencionalidad evaluativa que se desarrollará en ella, para suplir de alguna manera el espacio de la rúbrica. Lo que no se escapa a ninguno de estos ámbitos es la realimentación; llamada equívocamente retroalimentación, ya que en coherencia con el crecimiento cognitivo, la palabra más cercana al sentido de evolución en espiral que se da en un proceso de aprendizaje autónomo asesorado, es esta, y ella no se puede equiparar con el que se da en un proceso cíclico en el que si funcionaría el término retroalimentación pues este implica de alguna manera la vuelta al inicio, por eso en la UNAD, el término con que asimilaremos este proceso es el de realimentación.  

Desde mi visión; la realimentación, es el elemento sustancial de la mediación pedagógica a distancia, es en ella donde se enfatiza la labor de acompañamiento tutorial, y la perspectiva del docente consultor en su relación con el aprendiz autónomo, es quizás, el rasgo que diferencia a este del autodidacta, que solo puede evaluar el espectro de cosas que están dentro del foco que emana su propia luz, y del aprendiz presencial que se orienta por la omnipotencia del docente formador. En la realimentación el estudiante a distancia tiene el aliado para dar todo, y continuar creciendo, pues la calificación, en este proceso no es más que una marca en el camino, la evidencia de un momento cognitivo, en este contexto la realimentación es la invitación que hace el acompañante experto para que su aprendiz consiga el cien por ciento.

La realimentación para el tutor es un proceso, para el estudiante una ruta, un alto en el camino, un acto reflexivo. Su dimensión pragmática debe aludir directamente a la debilidad o fortaleza en el proceso de adquisición de conocimiento del aprendiz, por esto es que el tutor, como observador neutral del proceso, debe con agudeza analítica comprender el fenómeno cognitivo que se produce en el estudiante a través de su interacción con la actividad propuesta, pues en aprendizaje autónomo la realimentación debe ser factor de crecimiento y no de supresión de la capacidad evolutiva natural de cada individuo como actor diverso y diferente.

De esta manera, asumimos todos los actores de este proceso, el precepto de la educación continuada; “tu autoformación nunca será una obra acabada, sino tu inclusión en una aventura estimulante, llena de retos que no envejece, pero si crece”.  Es esta la filosofía en que se enmarca este proceso, el hilo conductivo mediante el cual surgen cosas nuevas, por eso para el tutor en AVA, la realimentación es factor clave para el éxito, elemento en el que hay que pulir el intelecto.